Trucos para conseguir que tu moto luzca impresionante en las fotos

Consejos

Detalles a tener en cuenta antes de inmortalizar nuestra montura con una cámara o el móvil

Gonzalo de Martorell

Además de conducirla, la segunda cosa que los moteros hacemos siempre con nuestra montura es... fotografiarla. Hoy proponemos algunos trucos muy sencillos para mejorar la calidad de nuestras fotos y conseguir que luzcan aún más bonitas por poca experiencia que se tenga a la hora de apretar el botón del móvil o la cámara.

Una fotografía es mucho más que una simple imagen mostrada en una pantalla; una fotografía permite revivir y volver a disfrutar. Nada ni nadie muere del todo mientras hay alguna fotografía que lo recuerda y por eso nos encanta fotografiar aquello que amamos. A nuestra pareja, a nuestros hijos, a nuestros seres queridos... pero también a nuestra mascota, a ese rincón delicioso donde tan bien lo pasamos en vacaciones, a los platos del restaurante en el que comimos fenomenal y por supuesto a nuestra moto.

Mejorar la calidad de las fotos de nuestra moto es relativamente fácil con sólo cuidar algunos detalles

No hay ningún motero que, más temprano que tarde, decida convertir a su máquina en eventual modelo y fotografiarla de faro a escape para exhibirla con orgullo... aunque con resultado desigual en muchos casos. Lo bueno es que, en realidad, mejorar la calidad de las fotos de nuestra moto es relativamente fácil con sólo cuidar algunos detalles ya que son fotogénicas por naturaleza. Veamos algunos consejos...

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La moto SIEMPRE limpia

Casi no debería hacer falta comentarlo aunque en realidad es también el punto en el que más se suele fallar. Antes de una sesión fotográfica, aunque sea para pasar el rato y en el patio de casa, la moto ha de estar recién lavada, bien seca y reluciente. Es lo primero que te dirá siempre un fotógrafo profesional que, de hecho, con toda seguridad empleará más tiempo en el proceso de limpiado de la moto que en sacar la fotografía en sí. Eso es porque la cámara amplifica los defectillos; ese polvo que apenas se nota a simple vista, en la fotografía destaca muchísimo.

¡Cuidado con el entorno!

Es una pena que después del rato empleado en preparar la moto dejándola como los chorros del oro, esa papelera al fondo o ese papel en primer plano o ese arbusto que asoma por la parte izquierda lo estropee todo. Una foto es fondo y figura. Si no se puede disponer de un entorno especial basta con la calle ¡claro que sí! pero con cuidado de que no aparezcan objetos que estropeen el cuadro. Es increíble la cantidad de pequeños estorbos que aparecen en una foto y de los que no habíamos caído en la cuenta al realizarla.

La luz engaña

Muchos aficionados a la fotografía tienden a pensar que cuánta más luz hay en el ambiente y más brilla el sol, mejor quedará la fotografía. Pues bien... ¡no es así en absoluto! A la lente de nuestra cámara o móvil, exactamente igual que a nuestros ojos, el exceso de luz le molesta y el resultado final puede convertirse en una incomprensible mezcla de sombras y brillos que lo desvirtúan todo. Un fotógrafo profesional es capaz de contrarrestarlo con diferentes recursos técnicos pero para evitarse disgustos como simple amateur hay que pensar que, como norma general, la mejor luz para sacar fotografías es la de la primera hora de la mañana o la de media tarde.

A la búsqueda de encuadres diferentes

La moto -ya lo hemos comentado- es muy fotogénica y ofrece posibilidades creativas que van más allá de ponerla sobre el caballete y sacar una foto perpendicular. Lo que realmente marca la diferencia y sobre todo resulta mucho más divertido es buscar encuadres diferentes y puntos de vista más personales; jugar con los reflejos en los cromados o con detalles del motor, subirse a algo o estirarse en el suelo, aprovechar algún elemento del fondo...​Y conviene recordar, por cierto, que las motos, no son simétricas; las hay que cuentan con escapes a ambos lados y otras que solamente los llevan en un lado. En este caso es mejor fotografiar siempre el costado donde está el conjunto del escape ya que el otro siempre se verá un poco más “pobre”.

El contraluz, ese gran enemigo

Uno de los errores más frecuentes de los fotógrafos moteros ocasionales es el temido y no por ello menos repetido contraluz. ¡Jamás hay que tener el sol enfrente a la hora de disparar si no queremos ver nuestra moto reducida a una informe mancha negra! Igual que decíamos en el apartado anterior, un profesional o un aficionado con buen nivel técnico es capaz incluso de aprovechar el contraluz como recurso artístico -y aún así sigue siendo una de las técnicas más difíciles- pero los amateurs deben tener siempre el sol a su espalda aún a expensas de que el fondo no sea tan bonito... o esperar a que la posición del astro rey cambie.

Modelos estilosos

Pongamos que se tiene la moto limpia, el entorno perfecto, la luz adecuada y una buena idea. La siguiente pregunta suele ser casi siempre: ¿fotografío la moto sola o incluyo a mi pareja? Pues aparte de la obviedad de que se puede hacer “sin” y “con”, lo realmente importante es que el “look” de nuestro/a eventual modelo esté a la altura de la máquina. Y no me refiero a llevar equipo técnico carísimo o ropa de marca sino, simplemente, a que su imagen esté acorde con el estilo de la moto. Posar en mono de cuero en colores junto a una custom o con casco abierto tipo “retro” en una superdeportiva o con botas off-road en una turismo estropeará el conjunto final.

Retoca lo que haga falta

Incluso el móvil más básico dispone ya de programas elementales pero bastante funcionales de retoque fotográfico. Añadir en su justa medida algún efecto, jugar con los tonos y las saturaciones de color o con el blanco y negro pueden convertir una foto normalita en una “fotaza”. Incluso los fotógrafos profesionales los emplean así que no hay que tener ningún reparo en hacerlo, siempre que no se abuse de ello hasta el extremo de convertir la foto en una caricatura. Y aunque un buen filtro puede salvar a posteriori una mala foto, lo mejor es tener claro ya desde antes de hacerla cuál se va a aplicar. Eso permite, por ejemplo, ganar espacio con los márgenes sabiendo que después se eliminarán.