Moda sostenible un sector al alza
La Asociación de Moda Sostenible de España (AMSE) nació en 2015 con solo cinco empresas afiliadas; ahora son más de 120. Su presidenta, Marina López, explica que el año pasado es cuando se observó el mayor aumento: “Fue bestial, y en lo que va de año la progresión ha sido parecida. Las expectativas son buenas porque cada vez hay más concienciación ambiental”. Aunque matiza que no todos los afiliados pertenecen a marcas de moda sostenible, que también hay compañías dedicadas a ofrecer servicios de marketing o la asistencia jurídica.
“La verdad es que no podemos considerarnos un sector todavía. La mayoría de firmas son pymes. Algunas solo cuentan con un diseñador autónomo, que lo hace todo en su taller. Suelen tener cuatro o cinco trabajadores como máximo, pero hay de todo. Muchas incluyen a personas en riesgo de exclusión social. Embarcarse en una empresa de moda sostenible es toda una aventura, porque los tejidos y la producción son más caros que los sintéticos. Muchos emprendedores se quedan por el camino, pero eso es normal cuando montas un negocio”, cuenta López.
Idiosincrasia del sector
“La inmensa mayoría somos autónomos —sigue López—. Lo que nos diferencia de las grandes marcas es el modelo de sostenibilidad. Las prendas convencionales usan mucho poliéster, y cuando las lavas desprenden micropartículas de plástico que van a parar al mar. Además, ahora se compra mucha ropa y los residuos textiles son bestiales”. La presidenta de la AMSE sostiene que la mayoría de la ropa prêt-à-porter de las grandes marcas que suelen encontrarse en centro comercial convencional se deforman a los seis o siete lavados. El 80% de la basura que llega al mar son residuos plásticos, muchos de los cuales procedentes de la gran cantidad de ropa que desechamos.
López revela que hay que cambiar el modelo de consumo porque pronto no nos va a quedar planeta. “La base de la moda sostenible no es vender por vender, la clave está en el proceso productivo. La gente debe acostumbrarse a comprar ropa de más calidad que dure más tiempo. En la antigüedad era así. No estoy proponiendo nada nuevo”, apunta.
Procedencia de la materia prima
La moda sostenible no incluye solamente al mundo de la ropa adulta. Calzado, joyas, complementos, outfit infantil… El abanico es cada vez más amplio. Asimismo, la materia prima también es muy variada. Lo primero en que se tiende a pensar es en tejidos sostenibles: cáñamo, algodón orgánico, cera certificada… Pero hay otras maneras de obtener el material. La empresa catalana Back to Eco, por ejemplo, recoge pantalones vaqueros usados y los convierte en borra para sacar hilo y volver a hacer tejidos. Y otras firmas adquieren ropa desechada para crear bolsos o faldas.
Pero hay otras maneras de obtener el género. La empresa Ecoalf recoge toneladas de plástico del fondo del mar y las transforma en hilo para confeccionar prendas. “La idea es dejar de consumir los recursos naturales de este planeta de una forma indiscriminada”, explica Mónica Oliart, responsable de comunicación de la marca. El modelo, que goza de gran éxito entre el público, es criticado por algunos sectores vinculados con la moda sostenible porque, dicen, al final producen ropa sintética que desprende los mismos microplásticos que la convencional. En cualquier caso, reconocen que su manera de hacer es positiva en tanto que contribuye a limpiar el mar de residuos.
Ser sostenible está de moda
“Ahora hay muchas marcas pequeñas que se apuntan al carro de la sostenibilidad, pero a veces yo no la veo por ningún lado. Lo hacen solo porque está de moda”, denuncia Clara González diseñadora de Green Forest, una marca que regala un árbol con cada prenda que vende. “Nosotros fabricamos en la India y el transporte en barco implica muchas emisiones de CO2, y además con el lavado de la ropa se produce el 70% del impacto ambiental, por eso es fundamental implicar también al cliente”. Este tipo de empresas también pone el acento en el empaquetado del producto, que no debe contener ningún material contaminante.
Esta empresa madrileña, como muchas otras del sector, certifica que todo el proceso de producción es sostenible: desde las condiciones dignas de los trabajadores hasta el algodón orgánico o el tintado ecológico que usan. Son dos socios, junto con tres trabajadores autónomos. Empezaron en el 2017 y van creciendo. “Nuestras ediciones son limitadas. No producimos nuevos diseños hasta que no se acaba el stock. Eso también es cambiar el modelo”, cuenta Clara. “Hay empresas enormes como Inditex o Adidas que ahora también tienen su línea sostenible. Yo creo que lo hacen para mejorar su imagen. En cualquier caso, estos pequeños pasos que dan, Dios quiera que sean ciertos, son algo bueno”.
Perfil del cliente
“Nosotros nos dirigimos a un público pequeño”, explica Ana Gallego, responsable la marca de accesorio femeninos Sur/Sac, ubicada en Barcelona. “El perfil de nuestro cliente es el de una mujer, de edad muy variable, amante del diseño minimalista y atemporal, que valora el producto no solo por su estética, sino también por lo que hay detrás”, añade.
Pero lo cierto es que el público objetivo depende mucho de la firma. Papp Uv, una empresa alemana dedicada a producir monturas de gafas de madera reciclada procedente de la industria del mueble, está vinculada con “un cliente senior de nivel cultural medio-alto y, por supuesto, concienciado con el medio ambiente”, comenta Marcos Covelo, comercial de ventas de la maraca en España.
Diseñadores en transición
La diseñadora Susana Álvarez sostiene que hasta hace un año siempre había trabajado con tejidos estándar porque sentía que la línea de moda sofisticada que llevaba no podía producirla con un género ecológico. “A mí me gusta mucho el neopreno, que es de lo más contaminante que hay”, matiza.
“En Euskadi conocí a un patrocinador portugués que solo trabajaba con materiales orgánicos. Me dio un tejido jean que me encantó. Era casual y tenía un color y versatilidad que me enamoraban”, arguye Álvarez. Este descubrimiento fue un punto de inflexión en su carrera. Asegura que, aunque seguirá trabajando con neopreno, su objetivo es ir incrementando el uso de tejido orgánico.
Venta 'on-line'
Álvarez opina que en España la gente en general todavía está poco dispuesta a pagar diseño sostenible. “En el norte de Europa o en Japón, por ejemplo, llevan muchos años con este modelo, y la gente paga por ello. Yo voy a hacer mi web en español y en inglés, porque no puedo permitirme limitarme a España. Cualquier marca que quiera moda sostenible tiene que abrirse”, concluye.
Los beneficios Green Forest, por su parte, provienen sobre todo de la venta por internet, aunque, afirma González: “Las tiendas cada vez solicitan más el producto”.
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