Laredo y Argelia se funden en las costuras de una marca de lo más familiar

Familia. Una palabra que designa una de las facetas más bonitas del ser humano. Da igual que sea como ese grupo que llena un restaurante en Navidad al reunirse, o la 'tribu' formada por unos padres y sus hijos que se entregan un amor único. El caso es que la familia, la Ohana, nos evoca esos sentimientos de afecto y alegría que nos retornan a recuerdos que nos despiertan las emociones.

Para Kamila y Soraya Bouras Matous la familia es algo también muy importante, pues siendo hermanas y junto con la ayuda de su madre, Wahiba, decidieron comenzar su camino en el mundo de la moda con la creación de su propia marca, Mon Petit Couer. Sostenibilidad, ética, compromiso… son valores que llevan por bandera forjando una filosofía que caracteriza cada una de sus prendas.

Ellas nacieron en Laredo, pero su historia en Cantabria se remonta a sus abuelos. Su abuela era de Laredo y su abuelo argelino, pero fue en París donde se conocieron y decidieron irse a Argelia. Allí siguió alimentándose el amor en la saga y fue donde sus padres se conocieron. Con la llegada del terrorismo tuvieron que volver a la villa pejina. Ya aquí se casaron y tuvieron a las pequeñas creativas.

Equilibrando calidad y creatividad, sin olvidar la importancia que para todos tiene el medio ambiente, Mon Petit Couer lanza su línea de ropa cien por cien 'made in Spain'. Al conceder esta entrevista se muestran en toda su esencia y dan valor a los diseños que nacen de la firma.

-¿Cuáles fueron los inicios de Mon Petit Coeur? ¿De quién fue la idea?

-Hace unos años, en el 2018 Soraya se encontraba haciendo un Máster en Auditoría de Cuentas y yo (Kamila) estaba haciendo otro de Diseño Gráfico Digital. En mi caso, estudiaba desde casa, pero Soraya tenía que ir a la Universidad y realizar prácticas. A ella no le terminaba de gustar el máster que estaba realizando y estando un poco 'mosca' empezó a darse cuenta de que no era a lo que se quería dedicar. En ese momento comenzamos a darle vueltas al asunto, porque siempre habíamos querido emprender juntas. Empezamos a mirar cosas, a crear el logotipo, convencimos a nuestra madre… siendo ahí cuando surgió Mon Petit Coeur.

-Mon Petit Coeur, mi pequeño corazón, un nombre que también guarda relación con la familia, ¿pueden contar a nuestros lectores cómo surgió el nombre?

-Fue de una manera muy tonta. Un día estábamos dando vueltas al nombre de la marca, cómo la queríamos llamar, y a lo tonto nos pusimos una serie y estando las dos sentadas encima de la cama Soraya me dijo: «¡Oye, ¿y si le llamamos Mon Petit Couer?». Mon petit couer es como nos ha llamado nuestro padre desde que éramos pequeñas. Al final acabamos decidiendo poner el nombre en enero-febrero del 2019 y entonces por el cumpleaños de mi padre, como no sabía cómo iba a llamarse la marca, imprimimos una tote bag (un tipo de bolsa de tela muy fina) con el nombre de la firma y el logotipo y le dijimos: «¡Mira, papá, así se va a llamar la marca!». Se llevó una sorpresa bastante gorda.

-Hablemos de su madre, Wahiba. Estuvo trabajando como modista durante varios años en Argelia y ahora, aunque no la veamos en redes sociales, está presente en la marca. ¿Fue ella quien les inculcó la pasión por la moda? ¿Qué papel tiene en la firma?

-Yo diría que sí. De pequeñas nos hacía la ropa, vestidos… hasta disfraces. Me acuerdo, en concreto, de unos vestidos súper chulos que nos hizo para al festival de Carlos V en Laredo. Hace unas cosas increíbles. En Argelia se ha dedicado, sobre todo, a hacer vestidos de novia. Desde el típico vestido blanco hasta caftanes, conjuntos argelinos… Siempre ha sido muy manitas en ese sentido, aprendió ella sola. En la marca no le apetece aparecer en redes sociales, pero a nivel de confección está muy activa en el proceso de diseño del producto. Es como nuestro 'filtro', por así decirlo. Nosotras hacemos batería de ideas y la decimos «Oye, mami, ¿qué te parece esto?» y nos va guiando.

-Son una firma que se caracteriza por la importancia que le da a la sostenibilidad y al cuidado del medio ambiente, siendo el 'slow fashion' uno de sus principales valores, ¿podrían contar un poco más sobre esta filosofía?

-Sí, uno de nuestros principales valores es ese, la ética a la hora de producir, pero ya no sólo desde el ámbito sostenible, que es una de las cosas que queríamos tener en cuenta a la hora de abrir la marca, ya que la industria de la moda en general es una de las más contaminantes. Al año se fabrica una cantidad masiva de ropa y muchas empresas lo que hacen es quemar el excedente de ropa. Por ello, nosotras hemos querido producir menos cantidad de ropa para que haya menos sobrante o producir lo que llegamos a vender para cuidar el medio ambiente. Por otro lado, queríamos cuidar el trato con el trabajador, puesto que en un futuro si ampliamos el equipo será algo que tengamos en cuenta.

-'Cruelty free' es un movimiento que está en contra de la tortura animal y al que muchas marcas se han unido. ¿Mon Petit Coeur forma parte de este movimiento?

-Una cosa que teníamos claro desde el principio era que no queríamos usar animales en nuestros productos. A Soraya se le ocurrió el año pasado para Navidad sacar una colección de bolsos y decidimos hacerlas de cuero vegano. La moda ética se define por el trato al trabajador y valorar su trabajo, por la sostenibilidad y por el 'cruelty free', es decir, no usar animales en los productos.

-Al margen de la filosofía que se plasma en sus creaciones, ¿cuál es su prenda emblema o ese diseño que define la marca?

-Hay una prenda muy representativa nuestra que son unos 'tops' cruzados. Fueron una idea de nuestra madre.

-¿Con qué tipo de tejido prefieren trabajar?

-El tejido que más nos gusta es el 'crepé', un tejido liviano que tiene textura, caída, vaporoso… Siempre nos ha gustado mucho, sobre todo, el movimiento que tiene.

-Muchos diseñadores tienen alguna inspiración, ¿quiénes serían sus musas o ejemplos a seguir?

-Nuestra abuela o nuestra madre siempre han sido nuestros ejemplos a seguir. Han sido mujeres trabajadoras, que se implican mucho en lo que hacen. Para nosotras son un modelo a seguir para todo. También nos inspiramos en diferentes cosas, según sea la colección. Tenemos nuestras pequeñas musas, por así decirlo. Nos hemos inspirado, muchas veces, en emprendedoras que hemos tenido el placer de conocer gracias a cursos que hemos hecho y, al final, todas estas mujeres han dejado huella en nosotras. Según la ocasión, tenemos nuestro repertorio, habiendo cosas que te transmiten una cosa u otra.

-Hablemos en primera persona. Kamila sabemos que es una fanática de la caligrafía, algo que ha hecho que sus letras se plasmen en los tejidos, creando pañuelos y estampados únicos, ¿cuál es su favorito y por qué?

-Kamila. Una idea que estamos barajando, y que probablemente se haga, es usar la caligrafía como señal de identidad. La caligrafía es una disciplina que si buscas en Internet te dirá que significa «escribir bello», pero no se limita sólo a ello. Yo he estudiado modelos históricos y todo lo que he aprendido lo puedo plasmar a nivel pictórico. Una cosa que nos gustaría sería que se viera la caligrafía en diferentes productos que vayamos sacando. Iremos, poco a poco, seguiremos con nuestras prendas lisas, pero añadiremos productos con mis letras. Es algo que me hace mucha ilusión y que nos servirá como valor diferencial.

-Soraya, estudió Administración y Dirección de Empresas, pero el destino es caprichoso y le tenía guardado la moda como destino. ¿Cómo se planteó este cambio?

-Soraya. Porque a mí el máster y en las prácticas, sobre todo, no me terminaron de convencer y no me veía trabajando de eso. Fue en ese momento cuando hablé con mi hermana y decidimos montar la empresa.

-Habrán compartido muchos momentos inolvidables. ¿Se puede conocer alguna anécdota graciosa de su infancia?

-Kamila. Tenemos demasiadas anécdotas, porque de pequeñas éramos unos bichos.

-Soraya. No la liábamos tanto, pero cuando la liábamos la liábamos bien.

-Kamila. Aunque las travesuras eran ideas de Soraya. Por ejemplo, una vez dijimos que íbamos a ayudar a nuestra abuela a limpiar el balcón y jabonamos todas las barandillas. Y nos quedamos las dos mirándonos, pensando en cómo íbamos a limpiar todo aquello. Entonces Soraya llenó un cubo y entre las los tiramos el agua por el balcón y se cayó toda el agua encima de una señora.

-Por último, ¿qué plan propondrían a alguien que visite Cantabria por primera vez?

-Soraya. Hay bastantes excursiones para hacer. A nuestra familia le gusta ir al Bosque de las Secuoyas. De hecho, muchas de las sesiones de fotos las hemos hecho ahí.

-Kamila. Lo bueno que tiene Cantabria es que como estamos al lado del mar, se pueden organizar rutas visitando la parte más natural o, por ejemplo, visitar los sitios más turísticos como puede ser el Capricho de Gaudí, en Comillas, que a Soraya y a mí siempre nos ha gustado mucho. También visitar cualquier rincón de la capital, Santander, sería buena elección. Es difícil quedarse con un único plan, hay muchas ideas que hacer en Cantabria que, a pesar de ser un lugar pequeño, tiene mucho encanto.

Ha sido un placer dar a conocer a este par de hermanas tan auténticas. Nos leemos en próximos artículos, mientras os espero en mi Instagram.